Por mucho que se afanen en ello los pudientes y los gobernantes, los medios extranjeros publican fuera lo que aquí se intenta silenciar y que no es más que un puro grito a voces: Los españoles han reducido drásticamente su gasto en alimentación. como señalaba el New York Times hace unas semanas
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Podríamos decirlo de muchas maneras, pero en un blog de economía, aunque sea infrecuente hablar con propiedad, procuraremos hacerlo sin paños calientes: Los españoles han dejado de comer. ¿Dieta, excesos navideños, mucho marisco en fiestas…?
Ojalá las razones obedecieran a esos propósitos de año nuevo, tan propio de otras épocas y hoy sólo apto para una cierta cantidad de ciudadanos cada vez más exclusiva. Los españoles gastan menos en comer porque no tienen dinero y a poco que sigan las políticas económicas se va a tener que vender cosas de nuestra propiedad (como pueden ser los dientes) para pagarnos una hogaza de pan duro que a ver, entonces, con qué masticaremos.
Recorte de salarios, pérdida de poder adquisitivo, altas cifras de paros, pocos subsidios, subida de impuestos, encarecimiento de productos básicos… ¿Resultado?… ¡Miseria! A veces ya cuesta distinguir en qué lugar se encuentra este país, cuya historia ha retrocedido hasta la mitad del siglo pasado y cuyo futuro parece encaminado hacia los orígenes de la Revolución Francesa.
Entre que no pueden pagarse la comida y tampoco las medicinas, ¿a qué punto vamos a llegar? No se sabe pero muchas de las medidas que se están tomando son las que se deben de hacer, pero porque antes no se ha querido solucionar, ahora se lleva a medidas más exigentes y que afectan a muchísimas personas.
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